Marcela Alvarado es asistente social y lleva tres años participando como facilitadora Simapro. La última capacitación de facilitadores es una más en su largo currículum, pero no deja de sorprenderse. "Yo siento que le gente que viene es bien especial. Para poder aplicar las guías y trabajar con los temporeros, hay que ser bien entregados", recalca.
Resalta también cómo han ido cambiando las cosas en todo este tiempo. En el comienzo, recuerda, las aplicaciones de las GAEC duraban doce días; hoy, sólo cinco. "La gente al principio no conocía absolutamente nada, entonces costó un poco convencerlos para que creyeran en los principios de lo que es el Simapro", apunta. Pero la nueva mentalidad ya está instalada. "Una vez que los trabajadores se convencen de que sí es factible y que sí funciona, empiezan a participar. Se dan cuenta de que esto les sirve para su vida personal y laboral. Entonces, la relación humana que se da es bien bonita".
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