16/5/11

El contexto en el que se implementó Simapro en Chile




En 2007, de la mano de OTIC Agrocap de la Asociación Nacional de Exportadores (Asoex) y de Interfases Capacitación, el Simapro arribó a Chile. Comenzó a aplicarse en un contexto que a 2011 se ha complicado más todavía para el sector frutícola de exportación: dólar bajo, falta de mano de obra, aumentos del costo de la energía, la inclusión de la huella del carbono y de la huella del agua.

"Uno de los temas más graves que tenemos nosotros es el de la productividad: el dólar no sube y no va a subir, y tenemos escasa mano de obra porque en la medida que los países se desarrollan los trabajadores prefieren estar en el ámbito urbano. Por lo tanto, es un desafío para nosotros cómo logramos que los trabajadores permanezcan en el campo, cómo los fidelizamos, cómo hacemos más atractivo el trabajo en el campo", comenta Rodrigo López, gerente general del OTIC Agrocap y presidente del Comité Laboral de Asoex.

Para contrarrestar estas dificultades, la Asociación de Exportadores (que agrupa al 92 % de la fruta que se exporta y al 50 % de la producción frutícola chilena), hace casi dos décadas decidió implementar un programa de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Éste tiene tres componentes: inocuidad de los alimentos, protección del medio ambiente y responsabilidad social empresarial. "Ponemos a las personas, a los trabajadores y consumidores al centro", especifica López.

Así es como Asoex ha llevado a cabo un fuerte trabajo con la mujer, implementando convenios con el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) y la Fundación para la Promoción de la Mujer (Prodemu), y también ha realizado una importante labor en el tema del diálogo social. Para ello, en 2008 formó la Mesa de Diálogo Social, integrada por Asoex, la Federación de Productores y confederaciones campesinas. "Lo que hacemos en esta mesa es ver qué temas nos preocupan, y hemos visto que hay más situaciones que nos unen que  nos desunen", dice al gerente de Agrocap. Por ello, hoy se está trabajando en el Estatuto del Temporero, que pretende que se reconozcan las particularidades del trabajo en el campo.

Dentro de este estatuto, la capacitación de los trabajadores juega un rol esencial. Así, se estableció el Modelo Copiapó, para ver cómo en dicha zona de la industria podría cumplir con los requerimientos en cuanto a normativa, higiene, seguridad y condiciones laborales. Se hizo un diagnóstico y se confeccionaron planes de trabajo en los cuales las empresas se comprometieron a cumplir y reducir esas brechas. El éxito del modelo ha hecho que se haya estudiado su implementación en otras regiones, como la de Coquimbo.

Es en todo este contexto que Simapro se ha consolidaddo como un eje fundamental. "Para nosotros, Simapro es parte integral de nuestro Programa de Sustentabilidad de la industria. Porque este diálogo social interno, al interior de las empresas, es el que en definitiva arroja los beneficios tanto para los trabajadores como para los empresarios", sostiene Rodrigo López. Recién se ha implementado en 17 empresas de la industria frutícola exportadora. Faltan muchas más.

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