1. Simapro se puede aplicar a pymes de diferentes tamaños (entre nueve y doscientas personas), siguiendo los mismos componentes.
2. La diversidad de casos genera una posibilidad de intercambio muy rico de información. No es necesario centrarse en un solo sector para poder generar aprendizajes significativos entre empresas. Por otra parte, esto permite incluso abrir ventanas de negocio entre las compañías.
3. Las empresas pueden cofinanciar una parte de la consultoría. Sin embargo, cuando se trata de la primera experiencia en en un cierto territorio, esto genera resistencias. La ventaja, sin embargo, es que se logra desde el inicio un compromiso con los beneficiarios del Simapro.
4. Es importante precisar un tiempo de intervención y contar con herramientas sistematizadas o estandarizadas, que se centren en la generación de propuestas de mejora. Los resultados deben ser medibles (tiene que haber un antes y un después), y debe haber una aproximación al retorno sobre la inversión (ROI) y a las dimensiones de condiciones de trabajo.
5. La clave del éxito es el comité multipartito Simapro, que se instala en la organización y que debe dar orientación y seguimiento a la implementación de la metodología. Igualmente clave es la capacitación de los líderes Simapro, a cargo de las reuniones de retroalimentación.
6. En la medida en que haya consultores líderes formados en Simapro, éstos pueden formar -en un tiempo relativamente corto- a otros nuevos consultores Simapro, bajo un esquema de acompañamiento intensivo. Esta situación permitió llegar a las 40 empresas pymes de Morelos en sólo ocho meses.
7. El apoyo multi institucional es factible y deseable; en este caso, consistió en la suma de voluntades y liderazgos de la Secretaría del Trabajo del Estado y de la Secretaria de Economía Federal.
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