A partir de esa fecha, a través de un proceso de colaboración y trabajo conjunto MTSS- OIT-MINAZ (Ministerio del Azúcar), se ha ido gradualmente incorporando esta herramienta como método de trabajo. El objetivo ha sido el de fortalecer los métodos y estilos de dirección, la participación de los trabajadores en la planeación y solución de sus problemas, la evaluación del desempeño de los colectivos de trabajo, y el pago por resultados.
En 2008 Solís Granados comenzó su labor con la Empresa Azucarera Uruguay, la cual rindió frutos pronto. "Logramos que se fueran incorporando los indicadores para toda la cadena, desde la producción de caña pasando por la producción de azúcar, los talleres de reparación, almacenes, la gestión de recursos humanos. Hasta que se convirtió en un modelo de gestión de la empresa bastante integral", explica el consultor.
Hoy el Minaz considera al Simapro, unido a las Competencias Laborales, como herramientas indispensables para lograr la participación efectiva de los trabajadores en el incremento de la productividad, a través de la ejecución de procesos de mejora continua. En la actualidad, el trabajo se ha extendido a 69 ingenios azucareros.
¿Por qué se dio la necesidad de ir a Cuba a trabajar con el Simapro?
Los cubanos estaban buscando un modelo que les permitiera mejorar la productividad, porque entendían que éste era un tema crucial para ellos. Yo tuvo contacto con ellos en un evento en República Dominicana, donde fui a presentar un modelo de productividad basado en el Simapro, pero tomando en cuenta experiencias de corporaciones multinacionales. Entonces, traía una visión del Simapro que retomaba las experiencias de estas grandes corporaciones. Y cuando presenté esa propuesta en República Dominicana, estaban los cubanos y me invitaron a Cuba. Decidieron que la empezara a implementar allí en la empresa Azucarera Uruguay. Tuvimos éxito. Se constituyó un equipo que permitió la transferencia del modelo de la Empresa Uruguay al resto de los ingenios. Eso se ha dado como cascada de un ingenio a otro. Se asumió como una política del Minaz, el impulsar el Simapro en todas las empresas azucareras. Posteriormente, esto se fue pasando a otros sectores de la economía y ahora ya está prácticamente siendo el modelo a seguir para la productividad en toda la economía cubana.
¿Qué és lo que en Cuba les atrajo del Simapro?
El Simapro es un sistema, como su nombre lo dice, para medir y mejorar la productividad. Y ése era el objetivo que estaban buscando los cubanos. Pero, además, querían un sistema muy participativo, que tomara en cuenta a los trabajadores, que involucrara al sindicato, a las gerencias. Y Simapro es eso: un método totalmente participativo; es un método que los cubanos vieron que se ligaba mucho a su propia ideología. Simapro se basa en grupos de trabajo que están midiendo y mejorando la productividad, y en Cuba trabajan en base a colectivos. Entonces, se les hizo muy fácil asimilar los principios del Simapro y ponerlos en práctica.
¿Qué beneficios trajo para los trabajadores?
Ha tenido beneficios muy importantes. En primer lugar, la moral subió mucho, por el hecho de que ellos mismos son los responsables de medir, analizar los problemas, encontrar sus causas, plantear soluciones y aplicarlas, en un diálogo a todos los niveles de la empresa y hacie el ministerio. Ese diálogo que se estimuló, creció mucho; es algo que a todos los niveles de la organización les gustó. Segundo, Simapro se aplica allá como un sistema de gestión del total de la empresa; eso les permitió mejorar absolutamente en todas las áreas.
El Simapro, además, tiene un impacto directo no sólo en el desempeño productivo del trabajador y de la empresa, sino también en las condiciones de trabajo. Y también tiene efectos en el sistema de pago. El Simapro permitió que se pudiera pagar por productividad. Los pagos por productividad en Cuba, medidos a través del Simapro, pueden significar tres o cuatro veces más en el salario.
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