14/4/10

Visitas a México: Los Primeros Pasos de la Red Simapro Chile

Entre los años 2007 y 2008, parte del equipo de Intefases Capacitación participó de la Red Simapro del sector azucarero de México. Esta metodología se había comenzado a aplicar en 1995, ayudando a sacar adelante a una importante industria que se encontraba en crisis.

Gracias a una invitación del asesor de la OIT, Leonard Mertens, se pudo vivenciar en terreno el ejercicio y alcances de esta forma de desarrollar las competencias laborales. Las reuniones incluyeron visitas a importantes ingenios azucareros, tales como Bellavista y Tala. "Hemos podido constatar que el sector azucarero tiene varios elementos comunes con el frutícola, en cuanto a la temporalidad del producto, rotación del personal, escasez y alto costo de mano de obra, la complejidad de los mercados", declaraba por ese entonces Berta Rojas, directora del OTEC Interfases, cuando todavía se estudiaba el Simapro para implementarlo en la industria chilena de frutas de exportación.

En las visitas de 2007 y 2008, se participó de reuniones con el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de México, Miguel Ángel Cid, y miembros del Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias laborales - CONOCER-, entidad que ofreció la oportunidad de informarse de sus avances en materia de formación, evaluación y certificación de competencias laborales. En dicha oportunidad, ambas instituciones estaban llevando a cabo un acuerdo con el sector sindical -firmado en agosto de 2007- para elaborar guías de autoformación y evaluación de competencias laborales (GAEC) en los procesos de bate y y molinos.

El Simapro comenzó a aplicarse en México en 1995. Para la primera experiencia piloto mexicana se eligió una empresa del sector azucarero que estaba a punto de cerrarse, por los resultados negativos que marcaba en su operación y pese a las cuantiosas inversiones que había realizado en años anteriores. La empresa, y en general el sector, se caracterizaba por tener una cultura de relaciones laborales de carácter confrontacional que obstaculizaba y anulaba los intentos y esfuerzos de aprendizaje individual y colectivo. A consecuencia de esto, tenía malas condiciones de seguridad y salud, con tasas de accidentes de trabajo tres a cuatro veces mayores que el promedio nacional de la industria mexicana.

La experiencia piloto resultó exitosa y se extendió en los tres años siguientes a todos los departamentos de la compañía; en el cuarto año se dio la expansión hacia otras dos empresas. Con el aprendizaje previo se logró acelerar la aplicación, reduciendo a la mitad el tiempo que se requirió en el caso inicial: se llegó a la conclusión que dos años era el tiempo mínimo requerido para implantar el Simapro en una empresa de tamaño mediano (250 a 500 personas).

En el año 2007, y con el apoyo de organizaciones de empleadores y trabajadores, se inició en México la extensión de la metodología hacia otros sectores claves en el desarrollo económico de este país. Así, en estos más de 13 años, parte de las mejoras del SIMAPRO son resultado, por un lado, del trabajo en red que se ha ido construyendo a nivel local y latinoamericano y, por el otro, de la publicación y difusión de las diferentes experiencias.

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